DUARDÍN Y LOS MARTINITOS

CAPÍTULO 2 DUARDÍN EN EL CASTILLO.


A Duardín le gustaba sentarse cerca del arroyo,para observar todas las tardes a los niños del castillo. Especialmente a dos niños,que echaban migas de pan a los peces.
Fadri tenia los cachetes muy colorados,expresión dulce y ojos profundos y ella,labios dibujados y una sonrisa llovida del cielo.

Jugando desde la distancia se fueron conociendo, Duardín les enseño a pescar barbos y atrampando sapos y ranas, así se hicieron amigos. Se veían todas las tardes y de esas tardes Fradri le dijo a Duardín que si queria conocer el castillo, pero por dentro y Duardín le dijo: claro que sí.
Y llego el día esperado,Duardín estaba muy nervioso por que no sabia como iba atravesar el arroyo,pero Fadri si sabia como hacerlo:entre la maleza.
Salto y se reunió con sus amigos que le esperaba. Andaron por la por la huerta a través e unos senderos repletos de frescas yerbas verdes rebosantes flores y plantas llenas de vida. Se podía entrever por las almenas. Las figuras de los centinelas asciendo guardia de un lado para otro.
Fadri y Marta se tenían que ir y lo dejo con Ruy un amigo de ello y le dijo que era de fiar.

Penetraron en la Atalayuela a través del puente elavadizo, que majestuosa es la torre del homenaje.
El inmenso patio de armas reinaba un bullicio ensorvecedor.
Cuando llegaron a la estrechez del arroyo Duardín dio enorme salto mirando al cielo y sonriendo a sus cómplices amigos.